El espectáculo es digno de observar, el canto de cientos y miles de aves que llegan volando desde los arrozales de las marismas del Guadalguivir, donde han pasado el día alimentándose de semillas y raíces, es el sonido reinante que llena nuestros oidos.
El sol cae coloreando de cálidas tonalidades el cielo y a lo lejos, sobre un mar de brumas, se divisa el majestuoso vuelo de las aves que poco a poco van acercándose al suelo para tomar cada una el sitio que le corresponde.
Mientras las grandes acuáticas llegan, patos reales y otras ánades de menor talla levantan el vuelo abandonando la charca. No, no huyen de los ánsares, salen en dirección hacia los arrozales para buscar alimento durante la noche, como si de un racionamiento por turnos se tratase.
Turistas y aficionados al mundo de las aves están de suerte, y es que este "año de crisis" en Doñana también está siendo duro para las aves. El agua se hace notar por su ausencia y condiciona el comportamiento de las distintas especies que se concentran en La FAO.
¡¡¡ El espectáculo está garantizado !!!.
1 comentario:
Ves tú, estas excursiones doñaneras prismático en mano me gustan más que las subidas cargado de mochilas y noches recostados sobre piedras. De todas formas muchas gracias por el ofrecimiento y algún día a una escalada de principiante, y de ida y vuelta en el día si que me apunto.
Muchas gracioas de nuevo
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