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miércoles, 24 de agosto de 2011

Vela casera para el kayak (V): Montando la vela. Primerso pasos.

En el post La base del mástil expliqué como construir la pieza y fijarla al kayak.

Ahora explicaré como montar la vela, que básicamente consiste en los siguientes pasos:
  1. Realizar muecas para amarres en la vela.
  2. Preparar un taladro para anclajes de amarres en el mástil.
  3. Preparar el taladro para anclajes de amarres en la botabara.
  4. Preparar la unión de la botabara al mástil.
  5. Preparar los anclajes y mordazas para amarres en el kayak.
  6. Enfundar el mástil en la vela.
  7. Colocar el anclaje de amarres en el mástil.
  8. Instalar la base del mástil en el casco.
  9. Unir el mástil a la base.
  10. Realizar los amarres del mástil al casco.
  11. Enfundar la botabara en la vela.
  12. Unir la botabara al mástil.
  13. Colocar amarres de en la botabara

Es importante seguir los pasos en ese orden para que todos nos salga a la primera. Comencemos pues:

1.- Realizar muecas para amarres en la vela

Una vez hemos llevado el patrón de diseño al tejido, cortato y cosida la vela, es decir, la vela está confeccionada y podemos enfundar el mástil y la botabara, debemos realizar dos cortes (muecas) rectangulares, una en la funda del mástil y otra en la funda de la botabara.

Estas muecas nos servirán para realizar los poder colocar tres amarres: uno va a facilitar levantar y pelgar el mástil, los otros dos servirán para mantener la verticalidad del mástil mientras está cazando el viento.

Basta con usar las tijeras para realizar los cortes. En las fotos que muestro los cortes están sin rematar. Conviene realizar un pequeño remate para que la vela no termine rasgándose por ahí, por ejemplo cosiendo un con otra las capas que forman la funda.

2.- Preparar un taladro para anclajes de amarres en el mástil:

En la foto de arriba a la derecha, se ve una anilla de acero insertada en el mástil de la que cuelgan los tres amarres. Por tanto, antes de montar la vela debemos realizar un taladro que atraviese completamente el mástil.

Una vez colocada la la vela en la posición que se muestra en la imágen de arriba a la izquierda (en línea con la longitudinal que va de proa a proa), el taladro debe verse completamente perpendicular al plano de la vela. Es decir, el taladro hay que hacerlo de babor a estribor o babor a estribor (de izda a decha o decha a izda.). Este taladro, como todos, hay que hacerlo antes de haber montado nada, es decir, cogemos el tubo y lo taladramos (el taladro sin utilizar que se ve en la foto de arriba a la derecha se debe precisamente a no haberlo hecho así).

Este taladro es importante hacerlo a la altura adecuada. Si lo hacemos demasiado arriba los amarres (estays) para sujetar el mástil en vertical tendrían que colocarse más cerca de la bañera del palista para que fuese estable. Esto limitaría bastante el espacio que tiene la vela para moverse en el plano horizontal. Y si lo hacemos demasiado bajo será imposible sujetar el mástil.

3.- Preparar el taladro para anclajes de amarres en la botabara:

Del mismo modo, en la botabara hay que hacer otro taladro, perpendicular al plano de la vela. En mi caso lo he realizado justo en el centro de la botabara, pero habría sido mejor alejarlo algo más del mástil, casi al extremo de la botabara.

Ojo, realizadas las muecas aún no debemos colocar la anilla al mástil ni el grillete a la botabara, de lo contrario no podremos enfundarlos en la vela.

4.- Preparar la unión de la botabara al mástil:

En este diseño, cuando el viento cambia de dirección, el mastil no gira sobre su propio eje, es la vela la que gira sobre el mástil. Por tanto debemos unir la botabara al mástil de modo que pueda girar sobre el mástil también.

Para ello he cortado un trozo a una varilla de aluminio al que he realizado un par de agujeros, uno en cada extremo y luego he curvado sobre el tubo del mástil.

Además vamos a necesitar un tornillo de acero inoxidable con su correspondiente tuerca (yo en lugar de una tuerca he usado dos para asegurarme que no se desmonte con los movimientos).

Un detalle importante a tener en cuenta es el cortar el tubo de la botabara con una longitud mayor que la prevista en el diseño, con idea de cortarlo durante el montaje de la vela, ya que es posible que necesitemos un mejor ajuste a las dimensiones finales de la vela tras su cosido.

5.- Preparar los anclajes y mordazas para amarres en el kayak:

LLegó la hora de taladrar el kayak. Yo se que esto a nadie le gusta, pero si queremos montar bien nuestra vela no nos queda más remedio. Si se hace correctamente, no tiene por qué entrar nada de agua en el kayak. Yo lo he hecho en plan cutre, usando silicona, lo cual es un poco "guarro".

Lo he hecho así porque aún no he conseguido las barritas de "plastíco" con las que se reparan estos casos, así como las herramientas adecuadas, pero en cuanto pase el verano me pondré manos a la obra para devolverle la estanqueidad al kayak.

No os asustéis, no me está entrando ni gota de agua por los agujeros que he realizado. El agua me entra por los agujeros que trae de serie, por las tapas de los tambuchos, por el cubrebañeras, etc... pero ni gota por los agujeros que he realziado yo.

Una de las cosas importantes a tener en cuenta a la hora de taladrar el casco es hacerlo con una broca ligeramente más fina que el tornillo que vamos a colocar. El tornillo debe entrar en el agujero como si de una rosca se tratase. Casi bastaría con esto, pero para asegurarme he usado la silicona, y así de "guarro" me ha quedado. El que siga este brico que lo haga con los materiales y herramientas adecuados, como se muestra en este enlace:

En la siguiente fotografía se muestran los elementos que vamos a colocar en el casco:


Dos anclajes para los estays del mástil.
Una polea y una mordaza para el amarre que levanta y pliega la vela.
Una polea y una mordaza para el amarre con el que controlaremos el movimiento horizontal de la vela.

Las dos mordazas (ya explicaré por qué son distintas) necesitan dos agujeros y sendos tornillos y tuercas. Lo mismo para los anclajes. La polea más cercana a la proa va atada al anclaje del asa por el que transportamos el kayak. La otra polea solo necesita un agujero.

IMPORANTE: antes de realizar los taladros de los anclajes para los estays del mástil aseguraros que no los realizáis en línea con la base del mástil. En la foto precisamente están mal colocados (aunque no me colapsa la vela hacia los lados porque tengo bien tenso los estays). Pero debo modificarl y realizar nuevos taladros para ponerlos casi a en linea con el comienzo de la boca del compartimento estanco. Y, por supuesto, siempre lo más próximo al borde para que tenga más firmeza.

En la siguiente foto de una segunda vela que que he fabricado está algo mejor, aunque se puede mejorar aún más:



Continúa leyendo el siguiente artículo Montando la vela: Anclajes y mordazas en el kayak.


Además aquí tienes los enlaces a todos los artículos que he publicado sobre cómo fabricar una vela casera para el kayak:

Una vela para el kayak
Buscando ideas
Lista de materiales
Diseño y confección de la vela
La base del mástil
Montando la vela: Primeros pasos.

Montando la vela: Anclajes y mordazas en el kayak.
Montando la vela: Finalizando el montaje.

 Tambíén puedes echar un vistazo a los vídeos que he publicado en Youtube en los que navegamos a vela con los kayak por la Ría de Punta Umbría (Huelva) y la Ría Formosa (Algarve Portugués). Podrás comprobar que el invento funciona a las mil maravillas.
 

martes, 23 de agosto de 2011

Paraje Natural Acantilados de Maro - Cerro Gordo

Este més de agosto, aprovechando que hemos tenido unos cuantos días de vacaciones, hemos veraneado en mi tierra. Yo soy de Torre del Mar (pedanía de Vélez Málaga), un pueblo de la costa Malagueña, por lo que Nerja, La Herradura, Almuñecar... me quedan casi a tiro de piedra.

Por diversos motivos he estado muy ligado a esa franja costera de unos 12 kilómetros de longitud que hay entre la Torre de Maro y la Torre de Cerro Gordo, y que se adentra una milla en el Mar de Alborán, conocida como Paraje Natural Acantilados de Maro Cerro - Gordo.

Como de costumbre, cada vez que en la época estival me acerco a mi tierra, suelo ir a bañarme a la zona de Nerja, sobre todo porque me gusta llevar conmigo el equipo ligero de buceo para disfrutar de sus increíbles fondos marinos. Y como es de imaginar, esta vez no nos íbamos a ir a veranear a este maravilloso cachito del Mediterráneo sin llevar con nosotros los kayaks.

La intención era la de hacer en una travesía de dos días desde la Playa de Burriana (Nerja) hasta la Playa de la Herradura y vuelta, unos 24 km aproximadamente. La pernocta la podríamos hacer en una cala escondida al pie de la ladera junto a La Herradura.

Por los compromisos familiares, con amistades y previsiones de mal tiempo, no pudimos hacer la travesía completa, pero si que pudimos hacer una mañana el tramo señalado en rojo que he puesto más arriba, concretamente entre Playa Burriana y una calita bajo la misma Torre del Pino (ver presentación de fotos).

El agua estaba completamente plana y no hacía ni una pizca de aire. Paleábamos suavemente y daba la sensación que el kayak navegaba completamente sólo.

Nada más echarnos al agua, a pocos metros hay una cueva en la que podemos entrar completamente con el kayaka ¡Una pasada! (lamentablemente ahí no hice fotos).

Más adelante podemos ir navegando entre los islotes que forman las piedras aisladas. Hay que ir atentos pero con la mar en calma no hay peligro de chocar con ellos. Eso sí, hay que fijarse bien de no tocar con el fondo del casco en piedras que no llegan a aflorar a la superficie.

También podemos disfrutar de la belleza de un par de saltos de agua que cae desde los arroyos y acequias de riego directamente al mar, es impresionante aunque en las fotos no se aprecie del todo bien.

Tendremos la posibilidad de desembarcar en varias calas solitarias e inaccesibles, aunque en algunas nos podemos encontrar algún que otro "indígena" viviendo en plena naturaleza, casi como hombres prehistóricos (otras, como la Cala de La Alberquilla, son algo más accesibles, pero como toca bajar y subir andando desde la carretera tampoco están demasiado saturadas, al menos entre semana).

Pasaremos por la Playa de Maro, divisando en lo más alto de su extremo más oriental su torre vigía: La Torre de Maro (a lo largo de toda la travesía podremos divisar varias torres).

Durante la travesía podemos observar algunas de las cumbres más emblemáticas de Sierra Tejeda - Almijara, la más cercana La Cuesta del Cielo, como la llaman en Nerja.

A unos 6,30 km de paleo, hicimos un alto en la cala que hay justo bajo la Torre del Pino. El acceso a la cala sólo se puede hacer desde el mar, salvo que los propietarios de la finca donde se encuentra la Torre quieran permitir el acceso a la playa por una escalarea. Aqui descansamos, echamos un rato de playa, comimos y, más tarde, regresaríamos nuevamente a la Playa de Burriana.

Aquí empezaría el tramo en color verde que no realizamos. Desde este punto divisamos la Cala de El Cañuelo y, tras la torre que se divisa más adelante, se encuentra la la Cala de Cantarriján, que tiene 2 chiringuitos donde pegarse un buen almuerzo y donde se practica el nudismo (para mí esta última es la que más me gusta, sobre todo por las posibilidades que brindan sus fondos marinos, con muchísima fauna y un par de cuevas visitables con unas simples gafas y aletas, sin menospreciar la belleza de sus acantilados, pinares, etc.).

domingo, 21 de agosto de 2011

Jugando con las olas en Mazagón

Ayer sábado el día no pintaba demasiado bueno como para ser un día de playa. Las previsiones daban viento de levante por la mañana que rolaría a suroeste y oeste, además de posibilidad de precipitaciones, rayos y centellas. Pero en Almonte la noche fue un auténtico infierno, no habíamos bajado de los 27 grados en toda la noche, y la mañana ya apuntaba a otro día insoportable.

Así que decidimos ir a echar el día a la playa, total más calor que en el pueblo no íbamos a pasar, o eso creíamos. Cargamos mi kayak, la sombrilla, las sillas de la playa, la nevera con refrigerios, ..., y cómo no, la tortilla del mercadona tras darle en una sartén vuelta y vuelta. Y en menos de una hora ya estábamos plantando la sombrilla en la playa del Parador de Mazagón.


El día fue de lo más extraño... Soplaba levante moderado y "recalentado". Minetras "la que manda" estudiaba para un exámen en Septiembre, yo me daba un paseito en el kayak aprovechando el viento. Navegaba a vela hacia Mazagón con el estupendo viento que soplaba del levante. Tras un rato me doy media vuelta y entre remando y zigzagueando, para aprovechar el viento en la medida de lo posible, llego nuevamente a la altura de nuestro "campamento". Hasta aqui todo normal.

De repente se produce la calma total. Eran aproximadamente la una de la tarde. El viento deja de soplar por un par de segundos... ¡Qué extraño!... y ¡¡¡Zás!!! un ponientazo de "cien pares de cojones", como se dice en mi pueblo, me sacudió de golpe. Casi me arranca la vela del kayak, suerte que le había puesto un tramo elástico al amarre con el que controlo la botabara, precisamente en previsión de que amortigue una racha viento inesperada y no me haga volcar. Navegaba a toda pastilla y casi era incontrolable el rumbo. Decidí ponerme cara al viento, lo que fue harto complicado por la fuerza del viento, tanta que había aplacado las olas del levante e incluso levantaba rociadas de agua contra mí. Bajé la vela y me dispuse a remar como loco hacia la orilla, pues miraba hacia atrás y desde la zona del espigón venía como una especie de ventisca transportango agua del mar, por lo que me temía lo peor, algún fenómeno costero extraño que pudiera tragarme.

Mientras, en la playa se lidiaba otra corrida que rozaba lo dantesco. Decenas de sombrillas volando, bolsas de plástico, papeles (los apuntes), ropa, flotadores, pelotas de plástico... y gente corriendo desesperada cientos de metros a intentar atraparlas.

Desembarqué a toda prisa y, mientras arrastraba el kayak hacia la sombrilla para ponerme a salvo, todo lo a salvo que puede ponerse uno en una sombrilla con todas sus varillas retorcidas, le decía acojonado a Paqui, que la sujetaba como podía, que aquello era muy extraño y que se nos podía venier encima una buena.



Afortunadamente aquello no duró más que unos 10 o 15 minutos. El "poniente" fue bajando su intensidad poco a poco hasta alcanzar una fuerza moderada, incluso pude aprovechar algún que otro ratito. Y cuando su fuerza no era suficientemente como para impulsar con alegría el kayak, uno se divertía jugando con las olas.